La principal ventaja
de tener un lavavajillas es el ahorro de tiempo que supone no tener que fregar
los platos. Limpiar la vajilla a mano ya no entra dentro de la lista de tareas.
Además, supone un gran ahorro de energía y, sobretodo, de agua. La limpieza es
mucho más eficaz ya que consigues la total eliminación de suciedad y bacterias
o gérmenes.
Para comprar un buen
lavavajillas tienes que tener en cuenta varios aspectos:
- Programas: para
aprovechar al máximo las funciones de tus lavavajillas, incluye varias opciones
de lavado y de temperatura del agua de hasta, por ejemplo, 75 grados.
- Eficiencia
energética: es muy importante ya que prácticamente todos los días pondrás una
vez el lavavajillas. La mejor eficiencia energética es la A, siendo A+++ la que
supone un mayor ahorro.
- Capacidad:
dependiendo del número de personas que seáis en casa o de si sueles invitar a
toda la familia, necesitarás una capacidad mayor o menor.
- Diseño: además de
los aspectos anteriores, el diseño también entra en juego. Elige el modelo que
mejor se integre con el resto de tu cocina.
Se distinguen lavavajillas
de libre instalación y lavavajillas integrables. Los primeros se clasifican en
función de su tamaño en: lavavajillas de 45 cm (perfectos para pequeñas
familias), de 60 cm (tamaño estándar) y compactos (los de tamaño más pequeño).
Por su parte, los lavavajillas integrables son aquellos que se quedan
totalmente introducidos entre los demás electrodomésticos. Son los que más
respetan la estética del resto de la cocina.